Aquel hombre de edad avanzada escribía y escribía, decía ser un gran literato, contaba a su gente que sus escritos vanguardistas eran conceptos nuevos demasiado complejos para la gente, arte por el arte lo llamaba. Un día le pedí que me dejara leer sus escritos. Sorpresa fué cuando vi que aquello no era literatura, únicamente un cúmulo de palabras rebuscadas sin un fin aparente. Cogí los escritos y los tiré a la chimenea, a la gente le iba transmitir lo mismo sus hojas que sus cenizas. Las ideas quedan en la mente pero la estética, tanto de un texto como de una persona, quedan en el olvido como el resto de cosas materiales. Sergi Herrera ("Literatura Vacía")