Los modos de disparo en las cámaras réflex ( y en muchas compactas ahora también) nos permiten decidir qué nivel de control queremos y sobre qué lo queremos, es decir, podemos controlarlo todo (Manual), dar prioridad a un aspecto concreto (Velocidad o Diafragma), o no controlar nada más que el encuadre; esto último no es lo recomendable si se quiere crecer como fotógrafo.
De entre estos modos, están los semiautomáticos A y S, en mi caso, al disponer de una cámara Nikon.
Modo de prioridad a la apertura (Modo A), ¿Qué es y cuándo lo utilizo?
El modo de prioridad a la apertura (diafragma) ( A o Av, dependiendo de la marca) es aquél en el que tu decides la apertura de diafragma que te interesa, y la cámara compensará la velocidad necesaria para que obtengas una imagen correcta. (Es decir, tu decidirás básicamente qué profundidad de campo quieres. Conocer y saber jugar con la profundidad de campo – mayor o menor – a través de la apertura del diafragma te proporcionará la capacidad de crear imágenes asombrosas.). Echaremos mano de una profundidad de campo larga, a base de diafragmas cerrados, si queremos encuadrar o integrar un objeto en su entorno. Por el contrario, si queremos destacar o aislar un objeto de su entorno, prescindiendo de la definición de su fondo, será a través de una profundidad de campo muy corta, que se conseguirá con diafragmas abiertos.


Modo de prioridad a la velocidad (Modo S), ¿Qué es y cuándo lo utilizo?
El modo de prioridad a la velocidad (S o Tv en el dial de modos), es aquél en el que tu vas a controlar la velocidad a la que quieres disparar, y la cámara va a compensar abriendo o cerrando el diafragma para que obtengas fotografías de exposición correcta. (Es adecuado para todas aquellas imágenes en las que el movimiento o la falta de él sea esencial)


He de aclarar que los casos arriba expuestos no serían ejemplos tipo de los descritos como: dando prioridad, a diafragma (A) ó velocidad de obturación (S); en este caso, ambos modos se han utilizado, ajustando el dial al modo semiautomático correspondiente, siendo la cámara la que determina la exposición correcta para poder realizar la toma.
Así mismo, como planteamiento inicial de la práctica, se establece la premisa de que las tomas realizadas debían hacerse por parejas y a unos mismos objetos determinados por ambos; a fin de poder comparar, ya no tanto el aspecto técnico de las fotos sino que el cómo se representan dos realidades va íntimamente ligado a la subjetividad de las personas que las captan, obteniéndose significados visuales completamente distintos, en la mayoría de los casos. En esta ocasión, mi compañero de toma fotográfica de la práctica fue Pablo Carrascoso, para los ejemplos expuestos 1 y 3.